miércoles, 26 de septiembre de 2012

Ricardo Urgell, fundador del Grupo Pacha


Ricardo Urgell, fundador del Grupo Pacha

Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet

"La noche es más verdad que el día"

27/09/2012 - 00:00
"La noche es más verdad que el día"
Foto: Mané Espinosa
Relax
Chancletas, camiseta y humor socarrón, este megaempresario del ocio nocturno no está nada estresado, pero pisa poco las ciudades y huye del frío. Inauguró su primer Pacha en Sitges en 1967. Desde entonces todo lo que ha creado ha sido un éxito, tiene un par de premios FAD y la medalla de oro al Mérito Turístico. Ha inaugurado más de 80 pachas en el mundo. Hoy su red de franquicias se centra en 20 capitales y la marca Pacha cuenta con un canal de televisión, sello discográfico, revista, tiendas, ropa, complementos, perfumes... Forjó su imperio yendo de un lado para otro, pero sin equipos sesudos a la caza del logotipo: ¿por qué dos cerezas?..., "porque son la mar de monas".
Me considero el más discotequero de todos los discotequeros que hay y que ha habido.

¿Y eso por qué?
Porque soy el que ha hecho más discotecas del mundo. Me encanta trabajar, pero estoy cansado. Ayer tuve una reunión con mis socios (mi familia) y les dije: "¡Me voy!", pero nadie se lo cree.

¿Es usted hijo de la burguesía catalana?
Sí, mi bisabuelo era el paisajista Modest Urgell y mi abuelo el impresionista Ricardo Urgell. Mi padre era ingeniero, fabricaba las motos Ducati.

¿Y usted?
Yo fui un beach boy: monté una escuela de esquí náutico en Sitges, donde veraneábamos, y con el dinero que gané abrí un bar en la Calle del Pecado.

¿No trabajaba en la industria de su padre?
Sí, por eso al cabo de dos años me vendí el bar, pero no pude resistirme y de nuevo, con lo que gané, monté el primer Pacha. A partir de ahí he hecho una discoteca al año.

¿Estaba todo por hacer?
Recuerdo que iba por la Costa Brava con los amigos y cuando veíamos un extranjero nos decíamos unos a otros: "¡Mira!, ¡mira!, un turista". Hoy esa industria ha sido quemada en nuestro país, mal gestionada.

¿No se siente un poco responsable del estropicio de Eivissa?
Hace dos semanas estuve en Muermorca.

¿...?
Es como llamo a Menorca, que es muy aburridita. En contrapartida, Eivissa se ha determinado con un criterio totalmente fiestero, pero sólo el 30% de la isla, el resto se mantiene. Hay una parte quemada por el exceso de éxito, realmente la golfería vende mucho.

Cuénteme.
La noche es más verdad que el día. Durante el día la persona se contiene, se camufla, pero por la noche se enseña tal como es..., y claro: parece otra. En la vida no hay nada tan distinto como la noche y el día.

¿A qué mundo pertenece usted?
Al día, porque tengo una empresa con 800 trabajadores, y a mis 75 años ya no estoy para pasear mi pelo blanco por las discotecas.Hace ya muchos años que la noche no la aguanto, entre otras cosas porque la música de hoy día es insoportable.

En sus locales también abundan los playboys talluditos.
Una representación de los ricos pintamonas, rusos y árabes con sus yates que enseñan su riqueza; dicho esto, le diré que a mí me gusta toda la gente. La sociedad de consumo somos un conjunto de malcriados, necesitamos muchos adornos para ser felices.

¿A usted también le pasa?
Yo vivo bastante austeramente, en el campo, rodeado de gallinas y conejos; mi único hobby es navegar a vela.

¿Y qué hace con el dinero que gana?
Ahora mismo un hotel, Destino, en Eivissa. Me gusta más hacer locales que explotarlos.

¿Cuál es el secreto de su éxito?
Trabajar. Cuando inauguré el Pacha de Sitges (1967), todos los chicos que trabajaban conmigo eran niños mal de casa bien: el niño que se escapaba de casa se venía a trabajar conmigo; este era el producto inicial, llené un hueco, hice discotecas en las que un determinado tipo de gente se sentía bien.

Pero se ha mantenido.
Porque continuamente hemos innovado, no he retenido nada: hacer bien, lanzar, disfrutar y vender en su mejor momento para empezar con otro. Pero no es tan complicado: el baile es tan viejo como el ser humano.

Trabaja con pulsiones elementales.
Exacto, sólo cambian los detalles. Cuando empecé teníamos 300 vatios de sonido y ahora hay 80.000. La gente cada vez necesita más presión.

El nombre también es un gran acierto.
Salió de una reunión, alguien lo propuso y mi primera mujer, muy intuitiva, dijo: "Ponle Pacha y vivirás como un pachá". Los aciertos nunca vienen de grandes complicaciones, el año pasado abrí un nuevo local en Eivissa que se llama Lío, ¿por qué?: si tus amigos están en una fiesta y les llamas para preguntarles cómo está la fiesta y te dicen "¡huy!..., aquí hay un lío...", seguro que vas.

¿Ha cambiado mucho el público de las discotecas?
Sí, en mi época íbamos a las discotecas a ligar, no a escuchar a un disc-jockey. Recuerdo que se presentó en el Pacha de Sitges un guardia civil y me pidió un periódico: "¡Aquí no se puede leer!", me dijo molesto.

...
Yo, inocente, le dije: "Bueno, es que aquí la gente no viene a leer el periódico". Se ve que había una normativa que decía que en un local debía haber la luz suficiente como para poder leer.

Le cerraron el local.
Sí. En aquel entonces los jovencitos se daban el lote en los rincones, se bailaban lentos, se abrazaban..., era muy bonito. Ahora el disc-jockey sube y baja la música; cuando la sube levantan los brazos, y cuando la baja hay tanta gente en la pista que no les caben y se quedan como perritos a dos patas.

¿Qué ha sido lo difícil?
La vida de un discotequero en acción es un poco irregular: si no eres sereno y ordenado, fácilmente te arrastra el vicio y la perdición, pero como a mí me gustaba trabajar y tampoco he sido muy fiestero, no lo permití. Mi golfería ha sido muy medida y quizá ese ha sido mi éxito: mirar con distancia.


Leer más: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120927/54351923706/la-contra-ricardo-urgell.html#ixzz27e6qvfcH
Síguenos en: https://twitter.com/@LaVanguardia | http://facebook.com/LaVanguardia

Albert Boadella: «Desde que unos ultras quisieron pegarme un tiro soy más creyente»


Albert Boadella: «Desde que unos ultras quisieron pegarme un tiro soy más creyente»

El 11-S de Joglars amaneció con la despedida del fundador de la compañía teatral, Albert Boadella, tras 50 años y 365 días pisando las tablas

Día 12/09/2012 - 19.16h
Albert Boadella: «Desde que unos ultras quisieron pegarme un tiro soy más creyente»
ÁNGEL DE ANTONIO
Genio teatral y caníbal literario, masculla Albert Boadella que le va a escribir una carta a monseñor Rouco porque ha visto una bandera independentista sobre el campanario de su pueblo. Se enfunda la bandera de España, la pasea de mantilla y se atreve con ella en corto y por derecha e izquierda. Su anuncio de abandonar Joglars abrió ayer en Canal los teatros que dirige como un tsunami tartufesco. Albert Boadella atiende a ABC en el intermedio de su goyesca en el día de la Diada de Cataluña.
-¿Estamos ante la diada de Boadella?
-Ja, ja, ja... Hoy [por ayer] he dicho que es un día muy significativo para Joglars y para mí por ser el 11 de septiembre.
-¿Por qué deja Joglars después de cincuenta y un años al pie del cañón?
-Porque he encontrado el heredero: Ramón Fontseré, una persona más joven, con más talento, enorme experiencia, que tiene ilusión y deseos de seguir. Hubiera aguantado dos o tres años más, pero la compañía se habría acabado conmigo. Yo la fundé, han soportado mis manías y hubiera sido una lástima acabar con esa herencia tan importante. Se ha hecho como los viejos empresarios catalanes, que transmitían a sus hijos el negocio para que funcione mejor.
-¿Cómo transmitiría su experiencia?
-Si pudiera hacerlo tal cual alguien me asesinaría por envidia. Ha sido una auténtica utopía: desde el trabajo con los compañeros a la penetración social (organizamos rifirrafes importantes), o la ética: Joglars es una compañía muy ética, muy cívica. Hemos sido los únicos en Cataluña que aguantamos el tipo y hemos dicho lo que pensábamos. A uno le enorgullece ver este pasado formidable. Hemos recorrido medio mundo, con éxitos formidables. Entiendo que es casi injusto que haya gente que haya podido ser tan feliz.
-Observo que usted no está triste.
-Soy un privilegiado por haber vivido 51 años así. Espero que los próximos no sean peores, pero el físico va a menos.
-Ha vivido situaciones casi trágicas.
-Hemos pagado alguna contrapartida de la felicidad. Hubo un momento peligroso -después lo supe por un libro que escribió un ultra- en el que quisieron pegarme un tiro. Unos ultras en los años ochenta. Querían liquidarme en Valencia. Tenían mi recorrido hecho.
-¿Quién le salvó el pellejo?
-Un muy practicante católico del grupo, que dijo: «Yo, como católico, como cristiano, no puedo aceptar de ninguna manera la muerte de este hombre, aunque esté en contra». Gracias. Desde entonces soy bastante más creyente.
-Luego estuvo en la cárcel ocho días por «La torna», se fugó...
-Han sido momentos difíciles y magníficos. Que una compañía de comediantes, en 1977, sea perseguida con consejo de guerra, cárcel y exilio por una obra es una cosa maravillosa. Solo faltaría que no nos enterraran en lugar sagrado.
-¿Por el camino de Joglars ha ganado y perdido amigos?
-He perdido amigos con el tema catalán, que me ha dejado con una agenda de media página.
-¿Algunos muy queridos?
-Bueno, gente a la cual yo le tenía una consideración, y que ha desaparecido de mi vida. Los muy queridos se conservan. Esa es una prueba muy buena porque uno sabe con lo que cuenta.
-¿Qué le dice la gente cuando se pasea usted por las calles de Madrid?
-Es enormemente amable. Mire, aquí al lado hay un bar que se llama «El chorizo loco», y un día me gritaron: «¡Viva Boadella y vivan los teatros del Canal!». He descubierto Madrid, he descubierto una ciudad. En los últimos 45 años he vivido en un pueblo, pero había una ciudad con la que tenía relación, Barcelona: he descubierto conociendo a Madrid que Barcelona es un pueblo.
-¿Un pueblo cosmopolita?
-Que había sido cosmopolita. La Barcelona de los años 70 era dinámica, agradable, divertida. Jamás hubiera soñado lo que ha sucedido. Yo pensaba que nosotros seríamos la locomotora de España, con toda franqueza; que nos convertiríamos en una gran capital, que seríamos la señera -como dicen ellos- de España. Y ha sido todo lo contrario: el furgón de cola, dando la lata, siendo pesados constantemente y haciéndonos coger una antipatía absurda en el conjunto de nuestros conciudadanos.
-Ha sido usted la sombra molesta, la mosca cojonera de Cataluña.
-Durante bastantes años he sido una voz bastante solitaria. He tenido pocos compañeros de viaje. Tuve a Ciutadans. He pagado claro el tributo. Yo no me puedo pasear por Cataluña sin que me llamen fascista. Por tanto, no me paseo. O sea, parking del AVE-jardín de mi casa de ida, y de vuelta jardín de mi casa-parking del AVE. Y a Madrid.
-¿Cómo ha sido recibido su abandono de Joglars en Cataluña?
-Yo no hablo con los medios catalanes. Pasamos mutuamente los unos de los otros. Afortunadamente. Ya no tengo ambiciones en Cataluña, y ellos piensan que yo he sido el traidor nacional. Este título de traidor nacional sí espero que me lo concedan oficialmente en Cataluña. Siempre hay un personaje nacional de alguna cosa allí. Lo de «traidor nacional» sí me gusta.
-Dice el presidente «nacional» de Cataluña, Artur Mas, que «si no hay pacto fiscal la independencia estará abierta»? Despeje ese frente «nacional».
-Aquí ha sucedido algo, que conozco muy bien por oficio, y es que jugando con las fantasías al final la gente se las cree. Los políticos y sobre todo los medios catalanes han jugado con ellas. Es un delirio absurdo y suicida. No llevará a nada positivo ni a Cataluña ni a España ni a Europa. Pero jugando han conseguido que la gente se lo creyera. Y ahora ellos acabarán siendo víctimas de esta gente. Porque, claro, la gente les va a exigir. La comedia, diríamos, del chantaje que les ha ido muy bien hasta ahora un día se puede acabar. Y luego será la independencia. Yo estoy muy contento por una cosaDeseo esta independencia porque por fin seré español en Cataluña, con un pasaporte español. Espero especialmente esta independencia.
-Quienes juegan con esa fantasía dicen que «independencia es libertad».
-[Sonrisas sin lágrimas]. Es una extraña idea de la libertad. Porque, claro, esto en la suposición de que tuvieran un enemigo que los estuviera jodiendo todo el día. Yo creo que esto es la demostración más palpable de una paranoia colectiva. Como no hay enemigo, se han fabricado un enemigo, y al fabricarse el enemigo han caído todos en una enfermedad, que es la paranoia. Prohíben los toros como cosa que rezuma español. Querían ganar una batalla a España como fuera. Pero es un proceso irreversible porque es muy difícil recomponer la trama de afectos imprescindible para vivir en común con el resto de los españoles. Se ha dejado a dos generaciones por una enorme responsabilidad de los Gobiernos españoles, que han dejado que ocurriera lo que ha ocurrido. Es decir, ellos desde la muerte de Franco han sabido acomplejar al conjunto de los españoles de cómo se les había puteado. Cataluña, ¿víctima de qué? A ellos ese victimismo les dio un resultado extraordinario. Y hoy en día te encuentras en Madrid con gente inteligente y sensata, que te dice: «Bueno, es que los catalanes también tienen derecho porque han sufrido mucho». Y cuando veo eso pienso que ya está perdido. Que se marchen. Porque si no creéis en una nación que se llama España, ¿qué más queda?
-¿Siente que predicó en el desierto?
-Nosotros en Joglars previmos una situación, fuimos unos adelantados. Sobre la secesión, yo hace muchos años decía aquí en Madrid -nadie me hacía caso- que eso acabaría así. Porque los conozco como si los hubiera parido. Bueno, de hecho me parieron.
-¿De qué tiene nostalgia?
-De la juventud. De aquella inconsciencia, con aquellas obras locas.
-¿Fue usted un joven rebelde?
-Siempre fui muy conservador. He sido más rebelde de mayor que de joven. Por no gustarme no me gustaban ni los Beatles. Yo era un reaccionario del carajo. Odiaba a la izquierda, después me acerqué a la izquierda porque pensé que en Cataluña la única posibilidad de enfrentarse al nacionalismo era desde la izquierda. Y me encontré con la decepción de que la izquierda se pasó toda ella al nacionalismo (ja, ja, ja).
-¿Cuáles son los pilares de su vida?
-En primer lugar, Dolors, mi mujer, con quien vivo desde hace treinta y cinco años una vida íntima enormemente potente: en casa, hablando, desayunando, viajando... Lo más feliz de mi vida ha sido conocer a Dolors. Después, el teatro.
-¿Y en los teatros del Canal?
-He tenido un éxito que sorprendió a la propia empresa. Ni yo me lo creía.
-¿Por qué se plantea usted morir sobre el escenario?
-No se hacer otra cosa. Lo más importante es morir con dignidad. Morir en un escenario es una parte digna, está bien; pero también morir en casa sin dar la lata, ni la nota, a nadie es muy importante. A mí me gustaría desaparecer discretamente. Con auténtica alegría creo que lo que inicié en el año 61 con Joglars continuará otros cincuenta más. Me siento Molière en La Comedie Française.

"Las leyes de la frontera" (Mondadori), una nueva crónica de laTransición española inspirada esta vez en los quinquis que conoció en su adolescencia

El escritor Javier Cercas.. EFEEl escritor Javier Cercas. EFE
El escritor extremeño Javier Cercas, cuyos padres emigraron a Girona cuando él tenía cuatro años, saca este miércoles a la venta su nueva novela, "Las leyes de la frontera" (Mondadori), una nueva crónica de laTransición española inspirada esta vez en los quinquis que conoció en su adolescencia, según explicó este martes.

Cercas presentó este martes la publicación en la capital gerundense y paseó por la ciudad para mostrar a la prensa los escenarios de la novela, que transcurren sobre todo en el antiguo barrio chino, donde residía en los años setenta y ochenta buena parte de la inmigración llegada del resto de España.

El autor considera que su nueva obra es la "cara B" de la anterior, "Anatomía de un instante", que refleja una visión de quienes influyeron en la Transición, mientras que "Las leyes de la frontera" es "la crónica de los que estaban abajo".

Las fuentes de inspiración de Javier Cercas, según explicó, han sido el libro "25 años y un día" del abogado gerundense Carles Monguilod, que defendió en su última etapa al famoso delincuente Juan José Moreno Cuenca "El Vaquilla", y una exposición organizada en Barcelona sobre los quinquis de los ochenta.

Cercas detalló que, ante aquellas fotografías y artilugios como juegos del millón, futbolines o discos de Los Chichos o Las Grecas, vio su vida convertida "en materia de historia" y le impresionaron los retratos de adolescentes de su época "que, actualmente están todos muertos".

"Me pregunté por qué ellos habían perdido la vida y la mía había sido normal y el libro no responde esa cuestión, sino que formula la pregunta", señaló el escritor.

Sin embargo, Javier Cercas reivindicó la novela como "una historia larga y compleja de amor" entre el protagonista, "El Zarco", la joven Tere y "El Gafitas", también hijo de emigrantes pero de clase más acomodada que reside en la Girona cuyo límite establece el río Ter.

Más allá de esa frontera natural que inspira el título del libro, vivían los emigrantes más pobres hacinados en barracones, los "charnegos", como los llama Cercas en su obra siguiendo una denominación popular.

El novelista recordó que él también es un "charnego" como hijo de extremeños, pero, como "El Gafitas", de un estrato social superior, ya que su padre era veterinario.

Javier Cercas evoca en su libro el barrio chino de Girona, que era epicentro de la delincuencia en la ciudad y consideró que su libro sólo refleja aquella España "cutre" de la Transición.

"Según el Fondo Monetario Internacional, España era en 1985 un país en vías de desarrollo", explicó Cercas, para quien, pese a la crisis, el país está ahora "mejor que nunca".

Reivindicó la bondad de la Transición, capaz de generar un salto en la calidad de vida de la población "bestial", y aseguró que "Las leyes de la frontera" le ha devuelto "la alegría de volver a la libertad de la ficción" después de "Anatomía de un instante".

Cercas justificó en parte ese salto de un relato real a otro inventado por la obligación que, en su opinión, tiene todo escritor "de no repetir siempre el mismo libro".

"Las leyes de la frontera" se traducirá al catalán el próximo noviembre, según confirmó el director de la editorial que publica la obra, Claudio López de Lamadrid, y la intención es que su autor la presente tanto en diferentes ciudades españolas como en Latinoamérica.

Javier Cercas se mete con Artur Mas


El escritor extremeño Javier Cercas, afincado desde su niñez en Cataluña, ha criticado hoy que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, no se haya declarado independentista, pese a que en su opinión todo el mundo sabe que lo es.
Cercas, que hoy ha presentado en Girona su última novela, ha sido preguntado sobre el debate celebrado hoy en el Parlament y la convocatoria anticipada de elecciones autonómicas y ha respondido con este mensaje dirigido a Mas, al tiempo que ha puntualizado que el expresidente Jordi Pujol, también convergente, "nunca fue ambiguo con estas cosas".
El novelista ha declarado abiertamente que no es independentista y se ha justificado alegando que "las aventuras" sólo le gustan en las películas y en los libros.
"Cuando oigo que nos metemos en un territorio desconocido, me pongo a temblar", ha señalado Javier Cercas, quien ha añadido que muchos profesionales como él pueden equivocarse y el error tiene poca trascendencia, "pero si un político se equivoca, va detrás todo el mundo".
Cercas ha puntualizado de todos modos que entiende "muchas cosas como que la gente esté enfadada o desesperada, porque la situación es mala".
"Este cabreo te puede llevar a pensar que cualquier cambio o aventura es mejor que lo que tienes", ha indicado el autor de obras como 'Soldados de Salamina', para quien, pese a la crisis, España "nunca ha estado como ahora". EFE